El pasado viernes 30 de diciembre se representó en l’Auditori –ante 400 personas– el musical familiar de gran formato “La Pequeña Cenicienta”, producido por la compañía Taules Teatre y dirigido por el director José Antonio Pérez Fresco. La actuación despertó la admiración del público de l’Auditori, que despidió a los actores con varios minutos de aplausos y ovaciones. Este musical ha supuesto un gran esfuerzo para Taules Teatre, grupo con gran trayectoria reconocida y premiada; intervinieron en el musical 22 actores que cantaron y bailaron canciones nuevas y originales con coreografías propias, varias escenografías cambiantes, variado vestuario y otros detalles escenográficos.
Argumento de la obra
El argumento de la obra difiere parcialmente del famoso cuento “La Cenicienta” de Charles Perrault. En “La Pequeña Cenicienta” de Taules Teatre una niña de 10 años aparece asustada junto a un vagabundo que guarda objetos muy antiguos en unas estanterías de madera. La pequeña niña quiere ingresar en el Ballet Real, pero no encuentra un vestido adecuado. Además, ha perdido a su padre y comienza a relatar estos hechos ante el atento vagabundo que reconoce tener “lagunas” en su memoria. Resulta que Cenicienta y su padre caminaban un buen día por un mercadillo y se toparon con un vendedor que vendía “cachivaches y artilugios de todo tipo”. Cenicienta –Princesa, como le llamaba su padre– se encapricha de unas zapatillas de punta para ballet –su gran pasión–, pero su padre le dice que son demasiado caras. No obstante, solo trata de darle una sorpresa por su décimo cumpleaños, y finalmente se las compra al joven vendedor.
Más tarde, Princesa conoce a su madrastra y a sus hermanastras Anastasia y Griselda. Su padre ha de partir por temas de negocios, y la niña se queda sola con su nueva familia. Una carta llega hasta la mansión, informando de la desaparición del padre de Princesa. Entonces la madrastra decide reducir gastos y despide a Gertrudis, la asistenta. Además, ordena a Princesa realizar todas las labores diarias en sustitución de Gertrudis, mientras que sus hermanastras no tendrán que realizar ninguna labor. La malvada madrastra rebautiza a Princesa como “Cenicienta, la princesa de los fogones”, e intenta ridiculizar a la niña en todo momento.
El Ballet Real
Mientras las hermanastras de Cenicienta quieren ir al baile para engatusar al príncipe, el objetivo de Cenicienta es acudir al Ballet Real para ser una gran bailarina. Sin embargo, apenas tiene tiempo de ensayar debido a las duras tareas que realiza a diario. Agotada y desanimada, decide escaparse de la mansión y se encuentra con el vendedor ambulante, que decide ayudarla regalándole las zapatillas de su décimo cumpleaños, ante la incredulidad de Cenicienta, quien no esperaba recibir este regalo después de la desaparición de su padre.
Con la ayuda de “Los Solucionatodo” y del vendedor ambulante, Cenicienta acude a las pruebas de ballet con un vestido maravilloso y las zapatillas de punta que le regaló su padre. Su prueba de acceso deja perplejos a todos los asistentes y al jurado, y finalmente obtiene la plaza para entrar en el ballet.
Pero al igual que en la Cenicienta original, el reloj marca la medianoche, y Cenicienta pierde su vestido mágico y sus zapatillas, y decide huir de las pruebas. En ese punto, el vagabundo y Cenicienta se encuentran de nuevo y se dan cuenta de que en realidad son padre e hija, por expresiones típicas del vagabundo que le hacen recordar finalmente su auténtica identidad. Padre e hija vuelven juntos a la mansión y deciden expulsar de allí a la malvada madrastra y a las dos hermanastras de Cenicienta. Finalmente, Cenicienta rehúsa entrar en el Ballet Real, pues su auténtico objetivo no era encontrar al príncipe azul –el Príncipe del Ballet Real–, sino a su propio padre.
Una puerta al optimismo
“La Pequeña Cenicienta”, el musical familiar de Taules Teatre representado en l’Auditori de la Mediterránia navega en una fascinante cronología enarbolada en torno a varios “flashback” hasta alcanzar el momento final con el esperado encuentro entre Princesa y su padre. El musical combina con mucho encanto las escenas teatrales con los bailes y coreografías propias de cualquier musical, entre las que destacaron “Lo mejor está por llegar” y “No hay mejor papa, no hay mejor hija”, escenas muy aplaudidas y coreadas por el público asistente.
José Antonio Pérez Fresco no solo dirige la obra, sino que también es uno de los actores del musical –concretamente el propio padre de Cenicienta–.
“Esperanza Mendes, nuestra Cenicienta, es una niña con un talento increíble. Es admirable como mantiene la interpretación durante los 80 minutos que dura la obra. Es mucho más de lo que suele ser habitual en un musical infantil”, destaca Pérez Fresco. “La historia quiere lanzar un mensaje de optimismo. Cuando llegan las adversidades como le sucede a Cenicienta no hay que decaer, no hay que bajar la guardia, hay que enfrentarse a todos los problemas porque siempre se puede abrir una puerta a la esperanza”, concluye el director. El musical cerró con éxito la programación anual de l’Auditori de la Mediterrània, un año plagado de éxitos que volverán a repetirse en el nuevo curso 2017.